Desde el punto de vista histórico, la incorporación de la copa es totalmente incierta y se supone que fue una manera práctica y económica de suplir las primeras planchetas y tableros del siglo XIX que, con igual objetivo, terminaron en lo que se popularizó como OUIJA (presuntamente por la palabra "sí" en francés [oui] y alemán [ja]) o güija según la Real Academia Española.
El auge que cobró el espiritismo en EE.UU. a partir de 1848 tras el gran fraude de las hermanas Fox, rápidamente se extendió a Europa y estimuló el entusiasmo e interés de la gente en ponerse en contacto con el Más Allá. Se inició una etapa en la que prevaleció "el fin justifica los medios" y, de esta manera, a la proliferación de médiums con 'dones especiales' se sumó una diversidad de aparatos para facilitar la comunicación con los espíritus. Mesas giratorias, espírituscopios, fisio-psicófonos, telégrafos espirituales, psicógrafos y todo tipo de planchetas daban rienda suelta a la imaginación de fabricantes y comerciantes para facilitar la amplia demanda.
El transcurso del tiempo puso orden al gran negocio y, el 28 de mayo de 1890 con una clara y estricta visión comercial, Elijah J. Bond presentó en EE.UU. la primera patente -como "juguete" o "juego" - de una 'tabla parlante' con el nombre de Ouija. Se le concede el 10 de febrero de 1891, reconociendo a Bond como el inventor y Charles W. Kennard y William H. A. Maupin como cesionarios.
De ahí en más el registro de instrumentos similares no cesó pero el objetivo siempre fue el mismo: invocar los espíritus y que estos se manifiesten transmitiendo un mensaje.
AFIRMACIONES
Los testimonios que suelen recogerse en torno a una sesión Ouija, es que la copa o plancheta utilizada se mueve independientemente de la voluntad de los participantes si bien están en contacto con la misma. A esto que no sería difícil de comprobar, se suman aquellos que dicen que la copa se ha movido sin que nadie la haya tocado durante la sesión. En síntesis, tendríamos que explicar un hecho relevante que es el movimiento y dos posibilidades: por contacto y sin contacto.
Movimiento por contacto
Recordemos que el juego clásico se inicia cuando los participantes colocan sus dedos índices sobre la base de la copa invertida. Si existe desplazamiento lo primero que deberíamos descartar es que alguno o varios de los participantes no producen el movimiento deliberadamente. Sea con el ánimo de engañar a los demás o en el mejor de los casos hacer una broma, si no contemplamos esta posibilidad ya comenzamos mal.
¿Por qué esta sugerencia? En mi adolescencia ya era bastante escéptico sobre cuestiones espiritistas y cuando participaba en alguna reunión en la que se jugaba a la Ouija, me divertía provocando el desplazamiento de la copa con mi dedo sin que nadie sospechara que era el responsable. Por otra parte, he visto varias filmaciones en las que se hace evidente que el que lidera la sesión produce los movimientos sin que nadie lo cuestione. Téngase en cuenta que en un ámbito en el que se crean expectativas y reina la credulidad, la posibilidad del fraude ni se considera.
Ahora bien, si suponemos que nadie movió la copa en forma deliberada y aún así se produjeron desplazamientos, ¿hay alguna explicación? Desde ya que sí y no es nueva. Se trata de los movimientos ideomotores, involuntarios o inconscientes. En 1852, el fisiólogo William B. Carpenter acuñó el término "acción ideomotriz" para describir aquellos movimientos musculares provocados por la mente independientemente de la voluntad o las emociones. Aún cuando no seamos conscientes de ello, la sugestión puede influir en la mente y afectar la conducta motora [Carpenter, William B. "On the influence of suggestion in modifying and directing muscular movement, independently of volition." Proceedings of the Royal Institution of Great Britain. 1852;1:147-153].
Un ejemplo de la vida cotidiana es cuando miramos una película o partido de fútbol. La atención, emotividad y expectativas, muchas veces provoca movimientos involuntarios según la escena e, incluso, sin que nos demos cuenta. ¿Quién no ha apretado la mano de su pareja ante una escena de violencia o terror durante una película? ¿Quién no ha cerrado el puño, arrojado una trompada, o ha tirado una patada al aire mientras observa box o un partido de fútbol? Ahí está en juego el efecto ideomotor a pleno. Es más, basta que imaginemos un determinado movimiento, para que una serie rítmica de impulsos actúen sobre los músculos encargados de realizar los movimientos imaginados y obtengamos una respuesta neuromuscular.
Este concepto se aplica perfectamente a la Ouija o juego de la copa. Siempre insisto en que realicen una prueba muy sencilla antes de buscar explicaciones extrañas. Les sugiero que coloquen sobre la base de la copa alguna sustancia (talco, parafina, etc.) que permita plasmar la huella dactilar cuando se ubica el dedo sobre la superficie. Si nadie ha provocado un movimiento (voluntario o involuntario) no debería quedar registrado desplazamiento alguno de la huella original. El desconocimiento de este mecanismo psicofisiológico puede inducir a un autoengaño pensando que la copa se mueve sola cuando en realidad es alguno o varios de los participantes quienes provocan involuntariamente el desplazamiento.
También se ha demostrado que cuando los participantes tienen los ojos vendados y el orden de las letras es cambiado, la copa se sigue moviendo por acción ideomotora pero las respuestas son caóticas.
Movimiento sin contacto
Es otra afirmación que se suele hacer y es muy audaz por cierto. Si por un momento diéramos crédito a que la copa se mueve sin que haya intervenido una fuerza muscular o mecánica, tendríamos que admitir que se trata de una manifestación espírita o de un fenómeno parapsicológico en sus hipotéticas variantes de telekinesis o psicokinesis. Por otra parte, también tendríamos que modificar los principios y leyes fundamentales de la física. Pero tranquilos, nada de esto será necesario. ¿Por qué?
La respuestas son varias: a) nunca alguien ha demostrado que existe comunicación con espíritus desencarnados ni que intervienen en el mundo de los vivos, b) tampoco se ha demostrado científicamente la existencia de los fenómenos parapsicológicos, c) y menos aún, alguien ha presentado alguna prueba de que la copa o plancheta se mueven solas.
No conforme con estos tres motivos de vital importancia, podemos sumar los numerosísimos ofrecimientos monetarios (y ya comentados), individuales y grupales, que esperan con las billeteras abiertas a todo aquel que pueda demostrar, en condiciones de control, alguna de esas posibilidades. Es más, desde hace años me he sumado a esos desafíos y, hasta el momento, nadie aceptó el reto. ¿Por qué será? Muy simple, nadie puede presentar pruebas y una gran imaginación o autoengaño son decisivos a la hora de dar testimonios. Y a las pruebas me remito, mirá el próximo video y prestá mucha atención a los argumentos que esgrime un autodenominado parapsicólogo después que hayamos presentado la experiencia de ilusionismo en que la copa se mueve sola.
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