Siempre llamó la atención por su extraña formación, y hasta 2001 estaba completamente deshabitado: ni personas ni fauna podía vivir en semejantes condiciones de asilamiento.
Sin embargo, se descubrió allí un insecto que se creía extinguido: el insecto palo de la isla de Lord Howe (Dryococelus australis), apenas 24 ejemplares que vivían bajo un arbusto de Melaleuca howeana, el único en todo el islote, a cien metros de altura.
Dos parejas del insecto fueron capturados y llevados al Zoológico de Melbourne, donde a pesar de la muerte de una de ellas, la otra logró reproducirse y hoy hay cientos de ejemplares que garantizan la continuidad de la especie.
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